La Mujer que se mira a si misma pueda espejar en cada hombre la mujer que lleva dentro, la inspiración profunda y el aliento del vientre femenino, llevan a que las energías del hombre dormidas, comiencen a danzar recorriendo el recorrido de raíz a cielo. A veces el hombre suele comenzar a sentir cosquillas en su nariz o simples recorridos eléctricos en zonas específicas.
El amor salvaje transforma cualquier bloqueo antiguo, siguiendo la esencia de los cuerpos que buscan equilibrio y balance, para despertar en cada persona una inteligencia frenética de vida.
Cuando la danza cesa y la energía femenina que comienza a disiparse por el cuerpo, comienza el camino de la sanación y armonización propia del Hombre .Logra un ser firme sobre su base, perineo y testículos. Dando la sensación de entereza y complitud.
La pregunta es, cuantas veces Mujer, dejaste que tu amor excediera los limites de lo necesario y te tapaste lo ojos para que te dejen absorber eso que al hombre le falta.
La relación bruja de hombre y mujer no se da desde el sostén y necesidad, sino de la exhalación profunda de la unión que da lugar al cambio interno y certero. Haciendo de cada ser, una nutrición que propicia el cambio transformador de conciencia.
Para poder llegar a entrelazarse entre la magia de la transformación, hace falta transformarnos primero desde el instinto que nos sumerge en los mas locos desafíos.

Cuando la Mujer logra reconocer esos desafíos y sabe en su útera que toda experiencia profunda es reforzar el poder de la Tierra, emerge desde el fondo de ella misma para nacer infinitas veces y gritar desde el fuego de los senos, que hablan por si solos. Expresando la necesidad instintiva de la cofradía humana y femenina.

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